Salmo 28:1-2
"A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejantes a los que descienden al sepulcro.
Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo"
Padre Celestial, Señor mío, mi Salvador mi único y verdadero Dios, en ti confío,
Mi ayudador quien da paz a mi alma y quien me defiende del enemigo, de mis angustiadores, de quienes me persiguen, de quienes desean mi muerte... Dios fuerte, grande y piadoso que amas a tus hijos y los defiendes como a la niña de tus ojos; mi Señor no te desentiendas de mi, ayúdame, ven a mi auxilio, no me dejes sola, dame una respuesta, consuela mi alma afligida, revélame que puedo hacer y guíame en mi situación, solo tu mano poderosa puede ayudarme y salvarme de mi maldad y de la maldad de quienes me persiguen y me acusan, en ti he esperado y en ti deseo estar y descansar porque solo tú das paz y aliento a mi alma.
Señor Jesús nombre sobre todo nombre, toda rodilla se doblará ante ti, toda situación cambia ante tu presencia, el enemigo huye de tu Espíritu, socórreme, no te desentiendas de mí, nunca me sueltes, no me dejes mi Rey, tu das vida a mi alma afligida, paz en medio de la tormenta, contigo nunca desfalleceré, tú me has dado aliento de vida y en ti oh mi Dios he confiado y confiaré. No permitas que sea yo avergonzada y pon la victoria en mis manos, fortaléceme para no desfallecer, para no abandonar, dame las fuerzas de un búfalo y pon estrategias en mis manos para ganar mis batallas.
Señor oye mis ruegos, hoy vengo y clamó a ti, porque solo tú puedes darme una respuesta y con ella darme la victoria.
Alzo mis manos al cielo y proclamo que en ti he triunfado, seré testigo a los cuatro vientos que tú haz respondido mis ruegos y has venido a mi favor para socorrerme, auxiliarme, defenderme, restaurarme y levantarme, para que yo, dé honra y gloria a tu Santo y poderoso nombre, porque veré tú bondad, tú misericordia y tú amor derramándose sobre tu amado pueblo, defendiendo a tu iglesia, a tus santos, a tus hijos amados, cumpliéndose tus promesas y tus palabras en tus hijos; de que no nos dejarás y no nos desampararas, ninguno será avergonzado, sino que tu vendrás a nuestro socorro y pelearas por nosotros la batalla que tenemos por delante y nosotros estaremos tranquilos en tus manos, dando voces de alegría y de acción de gracias, para luego contar y dar testimonio de tus grandes maravillas.
Bendito Dios gracias por escucharme y por venir en pos de mí, gracias porque has respondido a mis ruegos, gracias porque mi alma ha sido librada, gracias por ser mi fortaleza y mi escudo, gracias porque eres mi libertador en quien confiar, gracias por poner tus ojos en mí, gracias por tu infinita misericordia, gracias por tu paciencia, y por darme cada día una oportunidad para continuar, gracias por edificar toda mi vida, mi familia, mi carrera, mi salud, mis finanzas, mi sociedad, mi nación...
Señor Jesús gracias porque tu palabra en mí se cumple, y porque viniste a salvar y a darme una nueva oportunidad y una vida completamente nueva a los perdidos y a los oprimidos por las tinieblas, gracias por perdonar mis pecados, y por darme a tu Santo Espíritu para que cada día sea más como tú, y una persona conforme a tu corazón.
Hoy deseo alabarte y gozarme en tu santa y poderosa presencia ¡Santo, Santo, Santo eres tu mi Señor! Soberano de todas las cosas visibles e invisibles, me has auxiliado y me has dado la victoria...
Gracias por ser mi Rey Jesús, por darme vida, por enseñarme el camino y por ser mi mayor y mejor ayudador... Estoy agradecida ¡Mi alma cada día te alaba!
Sal. 28:6-7
"Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado,
Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré"