martes, 16 de diciembre de 2025

AVIVAMIENTO: LOS GENERALES DE DIOS



 “No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu”. (Zacarías 4:6)

¿Qué es un avivamiento en la Iglesia de Cristo? Un avivamiento es una obra soberana del Espíritu Santo que trae despertar espiritual a la Iglesia, produciendo arrepentimiento profundo, restauración, santidad, sanidad, reconocimiento y pasión por Jesucristo y poder para testificar. 

Un avivamiento no es solo emoción ni eventos multitudinarios, sino la entrega y la transformación genuina de los corazones, que impactarán primero a la iglesia, a la sociedad y al mundo.

He leído varias veces el libro de: “Los generales de Dios”, Avivadores, y es impresionante y conmovedor ver cómo fueron usados por el Espíritu Santo del Señor, impactando no solo a una generación, sino al mundo entero a través del tiempo. El avivamiento que viene del cielo revive lo que estaba dormido, no crea algo nuevo, aviva el fuego de Dios en un corazón de un hombre, de una mujer, de un joven, hambriento por la palabra y por la presencia del Espíritu; por eso, es producido por el mismo Espíritu Santo, quien da los dones y la unción de poder para revelar a Jesucristo como Salvador de la humanidad a grandes multitudes.

Voy a nombrar los tres avivadores más grandes de la historia.

1. Jonathan Edwards (1703–1758) Primer Gran Avivamiento – Estados Unidos

Hubo convicción profunda de pecado; las multitudes lloraban por Jesús. Se arrepentían y volvían a Dios; empezó una restauración moral en ciudades enteras. Milagros y prodigios se dieron; los frutos del Espíritu fueron evidentes en los corazones. Conversión masiva y cambios radicales de vida. Personas por todos lados liberadas de adicciones y violencia. Restauración de familias enteras. Enfoque en: la santidad, el arrepentimiento, en glorificar a Dios. “La palabra de Dios es viva y eficaz”. Hebreos 4:12. “Compungidos de corazón, dijeron… ¿Qué haremos?” (Hechos 2:37).

2. John Wesley (1703–1791) Avivamiento metodista – Inglaterra

Empezó a predicarle al aire libre a miles de personas; su enfoque estaba en la gracia de Cristo. La fe y la santidad eran prácticas y visibles. Hubo un avivamiento entre obreros de las minas y entre los pobres. Se vieron grandes milagros, sanidades físicas. Liberación de opresiones espirituales demoniacas; hubo una gran transformación social, cesando el alcoholismo, la violencia y los crímenes. Su enfoque fue de: Santidad de vida y vivir una fe activa. “La fe, si no tiene obras, está muerta” (Santiago 2:17). “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16).

3. William J. Seymour (1870–1922) Avivamiento de la Calle Azusa – Estados Unidos

Vino un derramamiento del Espíritu Santo con bautismo del Espíritu y el hablar en otras lenguas, con la manifestación de dones espirituales. Unidad social y racial, entre negros y blancos. Milagros visibles: Sanidades, lenguas y profecías, conversión de miles de personas, inicio del movimiento pentecostal mundial. En su enfoque manifestaba vivir de la dependencia total del Espíritu Santo de Dios. “Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne” (Joel 2:28 / Hechos 2:17). “Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8).

Los avivamientos verdaderos traen: Arrepentimiento genuino, están centrados en la Palabra y en Jesús, hay manifestación del Espíritu Santo, se ve la transformación de vidas y hace un impacto más allá del templo en los corazones del mundo entero. “No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu”. (Zacarías 4:6)

Un avivamiento no depende de una persona, pero sí de un corazón rendido a Dios, quien usa hombres y mujeres que estén dispuestos a creer y a encender el fuego del Espíritu en la tierra para alcanzar las almas. Que nuestro corazón sea un altar y que en el nombre de Cristo Jesús todos podamos ver un gran avivamiento que vuelva el corazón de la humanidad hacia nuestro Rey y salvador Jesús. Instrumento útil seremos. Segaremos y le daremos gloria y honra a nuestro Señor, porque Jesús por medio del Espiritu Santoes es el gran protagonista de los avivamientos y no el hombre.

"Ustedes dicen: 'Todavía faltan cuatro meses para la cosecha'. Pero yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos! Ya están blancos y listos para la siega" (Juan 4:35).