Lucas 23:24 “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".
Esta frase la dice Jesús en el
momento en que estaba siendo crucificado. ¿Y para quién era? Para sus
verdugos. Jesús se dirige a su Padre, para hacer una intercesión, una petición
de perdón por los soldados romanos y por todos aquellos que le estaban acusando
injustamente, causándole un gran dolor y sufrimiento, hasta la muerte.
Pero ¿cuál era la causa de la
petición? Eran llevados por la ignorancia. La razón que ofrece Jesús para este
perdón es que aquellos que lo estaban crucificando "no saben lo que
hacen", reflejando su inconsciencia, su cero conocimiento del mal que
estaban cometiendo y su total ignorancia de este hecho. Entendiendo también
que, en Juan 10:18, Jesús dijo: "Nadie me quita la vida, sino que
yo la doy por mi propia voluntad…” Esto era un plan de Dios, pero aun
así le dolió.
Hoy, el mundo está conmocionado
por el asesinato del activista conservador “Charlie Kirk”, un
hombre de paz, que solo confrontaba al mundo con la verdad y la hechura
original de cada cosa y con la verdad de Dios en las Escrituras, ya que era un
hombre de fe, creyente de Cristo Jesús.
Pero la enseñanza más grande
después de esta tragedia que enfrenta una familia es escuchar a su esposa: “Erika
Kirk”, llena de dolor y entre lágrimas, decir ante una multitud y ante
el mundo estas mismas palabras que dijo Jesús: “Padre, perdónalos porque
no saben lo que hacen”. Y dijo: “A este hombre, a este joven, lo perdono”.
Waaooo… El mundo se quedó en “shock”, se pusieron de pie, la
ovacionaron y muchos lloraron con ella. Estamos acostumbrados a no
perdonar, sino a odiar y a tomar venganza. Esta mujer, esta esposa que se
siente destrozada, es un ejemplo del perdón de Dios, el perdón que solo en
Cristo y en la fe que profesamos podemos dar. (El Señor la fortalezca).
Tengamos empatía y oremos los unos por los otros, porque la maldad cada vez
será peor.
Aun dentro de la iglesia, muchos
creyentes se niegan a perdonar, pero el perdón es un mensaje de amor y
misericordia. Esta frase representa un acto de misericordia sin límites, en
donde se perdona a los que quizás para nosotros no merecen el perdón nuestro,
ni el perdón de Dios, pero no se dejan llevar por los sentimientos y, solo
fortalecidos en el Espíritu de Dios, se trasladan a la verdad y a la decisión
final de obedecer al Padre y entregar el perdón.
Este es el ejemplo más grande de
bondad y comprensión hacia nuestro prójimo, cuando aún en ignorancia y guiados
por el mal, actúan y hacen daño, pero el Señor con su ejemplo nos dice:
"Tengan sabiduría espiritual, amen y perdonen, no pagando mal con mal,
sino con bien, al mal".
Dios hace un llamado al mundo y a
su iglesia, que ya ha sido perdonada, al “perdón mutuo”. Al abrazar
nuestra propia necesidad de perdón, esta oración invita a los seres humanos a
perdonarnos los unos a los otros, mutuamente, como un acto que trasciende la
naturaleza, a las tinieblas, al tiempo y que abarca a toda la humanidad, para
cumplir el mandato de Dios.
Es importante entender que el
perdón en muchas ocasiones no elimina las consecuencias de las malas acciones y
no significa que uno deba permitirse ser dañado una y otra vez, pero sí tenemos
que entender que, a pesar del dolor y de lo que haya sucedido, debemos limpiar
nuestro corazón con el perdón, para que no seamos llenos de rencor, odio, ira y
del deseo de venganza; eso nos ayudará a no ser presa del enemigo y a mantener
limpia nuestra alma, mente y espíritu delante del Señor.
El perdón de Dios es un acto de
amor y misericordia mediante el cual Dios borra nuestros pecados y nos restaura
a una relación con Él. Es la remisión de la culpa por nuestras acciones.
El punto más importante sobre el
perdón de Dios es que es un regalo gratuito y él lo ofrece a
todos. No se gana por buenas obras, sino que se recibe por fe en
Jesucristo. A través de la fe, recibimos el perdón y la vida eterna.
Todos hemos tenido que perdonar a
alguien. Si le has entregado tu vida a Jesús de Nazaret y fuiste perdonada,
fortalécete en el poder de su fuerza y perdona a quien te haya hecho daño, no
le des lugar al diablo, y sigue adelante, que su Santo Espíritu te ayudará a
superar el dolor o la ofensa y pronto darás testimonio de la obra que el Señor
a través de su Espíritu y su palabra han hecho en tu vida.
Mateo 6:14-15: "Porque si
perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre
celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará
sus ofensas".
Suscríbete y comenta.















