Es poderoso leer a un Jesús lleno de poder en los evangelios, un Jesús que anhelaba la libertad y el bienestar de su prójimo, los evangelios están llenos de los milagros, sanidades, prodigios y liberaciones que Jesús le hacía al pueblo, dejándonos testigos oculares de su ministerio sobrenatural como el hijo de Dios.
En las multitudes que le seguía podemos ver que había gente de fe, que decían: ¡Este es el Cristo que tanto esperábamos! ¡Nadie ha hecho lo que él hace! el gentío se impactaba de su autoridad y de sus enseñanzas, Jesús mostró ser todo un "Maestro" al servicio de hombres mujeres y niños, su presencia no podía pasar desapercibida en ningún lugar que llegara.
Tanto incrédulos, religiosos, opositores y mirones que más que aportar y alegrarse por sus maravillas eran piedra de tropiezo para los milagros y para que muchos no creyeran lo que pasaba ante sus ojos; los sordos escuchaban, los ciegos veían, los leprosos se sanaban, los dolores se iban, los oprimidos por demonios eran liberados... El amor de Dios se manifiesta por medio de Jesús de Nazaret, quien vino a dar esperanza y vino a salvar lo que se había perdido...
En fin todo sucedió ante los ojos del pueblo, sin embargo muchos no creían, se oponían y criticaban a Jesucristo y luego a sus discípulos, es que no estamos muy lejos de esto, hoy muchos son incrédulos, critican, no creen en milagros, son religiosos y se oponen a la voluntad y a la obra milagrosa del Señor para su iglesia, lo ven como parte de la historia, pero no como parte activa del presente por medio de la presencia del Espíritu Santo en la iglesia de Cristo.
Marcos 9:23 "Y Jesús le dijo: Si puedes creer al que cree todo le es posible"
Juan 11:40 "Jesús le dijo: ¿No te he dicho, que si creyeres, verás la gloria de Dios?
Este pasaje de la mujer encorvada me fascina y me impacta porque mientras la mujer del flujo de sangre se arriesgó a todo y fue y toco el borde del manto de Jesús y arrebato su milagro, esta mujer encorvada solo estaba en el lugar correcto, a la hora correcta, en un sitio que era mayormente visitado por hombres "La Sinagoga" Y en esta época por cuestiones culturales los hombres no hablaban con las mujeres, sin embargo, Jesús se sale de ese parámetro y rompe la cultura, aun cuando sabía que se exponía a las críticas y hasta a la agresión de los fariseos y religiosos de la época, quienes estaban en la sinagoga, quizás por eso esta mujer llama su atención, las escrituras dicen: "Y Jesús la vio..." pero no solo la vio, sino que "la llamó" Esta mujer no tuvo que abrir su boca, ni pedirle nada, Solo obedeció a su voz y fue a él, sin saber ni entender para que la llamaba, Jesús por su amor, su compasión y por su infinita misericordia, le dice lo que quizás nadie, ni ella misma se esperaba: "Mujer eres libre de tu enfermedad" Y luego la toca colocando sus manos sobre ella y estoy segura que poder salió de él, y es así que podemos leer de este precioso e impactante resultado milagroso; ella se endereza y es completamente libre de la esclavitud de la enfermedad que llevaba desde hacía 18 años, fue libre del pecado, es libre de toda opresión del enemigo, es libre del pasado, es libre del juicio y critica de los hombres, es libre para seguir a Cristo y desde ese momento empezó a ser libre para glorificar y exaltar al Altísimo Dios; porque desde esa hora y estoy segura que hasta partir de este mundo vivió para dar gloria, honra y alabanza al Padre Celestial. ¡Qué maravilloso es el Señor Jesucristo!
Mujer; Jesucristo está listo para entrar en tu vida y decirte:¡Mujer eres libre de tu enfermedad!... La sanidad divina es real. Esta mujer estaba en el templo buscando la presencia de Dios.¿Tú que estás haciendo? Si aún no lo has hecho recibe a Jesucristo como tu Señor y Salvador, perdona, entrega el rencor, el dolor del pasado, toda amargura y odio, empieza a vivir en fe, la fe es acción, ora y alaba a Dios creyendo que recibirás tu milagro...
Tomemos esto en cuenta; Dios todo lo sabe y en todo nos puede ayudar, pero nosotras tenemos que ceder, soltar, porque muchas enfermedades son manifestaciones externas de un interno dolor, rechazo, rencor, muchos canceres son producto de rencores y traumas del pasado que no hemos podido soltar, aun cuando estamos en las manos de Dios.
Hay enfermedades por causa del pecado, maldiciones hereditarias, opresiones demoníacas, hechizos y enfermedades y dolores por descuido, desórdenes alimenticios, y falta de valoración de nuestro cuerpo quien es templo del Espíritu Santo.
Mujer sé sabia y deja que entre la luz de Cristo a tu corazón, y pídele al Señor que purifique y sane tu corazón, tus pensamientos, tu alma, que trate contigo y tendrás el camino libre y la entrada de tu milagro en tu cuerpo.
Particularmente a mi me pasó un poco como la mujer encorvada, Jesús me vio, me llamó y me sanó y la verdad yo no entendía nada, no sabía de este poder de Jesús para sanar. a un mes de ir a la iglesia las enfermedades habían desaparecido; pero al trascurrir el tiempo he tenido que clamar por otros milagros y he visto y sé que seguiré viendo la mano poderosa y sanadora del Señor Jesucristo obrar a mi favor y en mi vida. Él sustenta mi cuerpo, aún cuando visite al médico mi confianza esta en Jesús.
Jesús quiere sanarte, ninguna enfermedad, ningún demonio y ninguna situación natural puede ignorar las palabras y tu fe al Jesucristo vivo que desea hacerte libre y ver sano a su pueblo, "Clama a mí y yo te responderé" ¡Clama, Clama, Clama!, no importa cuál sea tu situación, Solo clama y cree que Dios vendrá a tu rescate, no te canses, no desmayes sigue clamando porque él oye tu clamor y ya tus enfermedades fueron vencidas en la Cruz del Calvario, por su llaga fuimos nosotros curados...
Recibo a esta hora mi milagro, la libertad de todo espíritu de enfermedad y la completa sanidad de mi alma, mente, cuerpo y espíritu, soy hecha a la imagen y semejanza perfecta de mi Dios, la sangre de Cristo me purifica. En el nombre de Cristo Jesús... Amén!
Mateo 8:7 "Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré"
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ResponderEliminarEs poderoso leer a un Jesús lleno de poder en los evangelios, un Jesús que anhelaba la libertad y el bienestar de su prójimo, los evangelios están llenos de los milagros, sanidades, prodigios y liberaciones que Jesús le hacía al pueblo, dejándonos testigos oculares de su ministerio sobrenatural como el hijo de Dios.