La glándula tiroides, es una de las glándulas más importantes del organismo, interfiere en todo lo que nuestros órganos hacen a diario, por eso es que cuando tenemos alguna deficiencia o anomalía en ella todo nuestro cuerpo se descompensa y parece que nada puede estar peor en la vida que tener que vivir o aprender a vivir desajustadas y enfermas de la tiroides.
Muchas de las mujeres que tienen problemas con la glándula tiroides, ni siquiera saben que es lo que ella hace, de que se encarga y a pesar de ello no nos tomamos el tiempo para averiguar quien es y cuales son sus funciones, es por ello que cuando empieza a funcionar mal nos ponemos como locas y no sabemos que hacer, y pues, nos echamos a morir, a sufrir, lloramos pataleamos y buscamos información equivocada por todos lados que no nos sirve de nada, sino que empeora las cosas y nos hace cometer muchos errores. Comienzan a pasar los años y cada vez nos ponemos peor y terminamos por pensar que estamos perdidas y no hay solución alguna para nuestra situación.
Cuando a mi me dijeron que tenia problemas en la tiroides, yo no tenia ni la menor idea de que era la tiroides, ni de que era lo que hacia, pensé que era algo sin importancia, que no era relevante, pero pague un precio muy alto por la ignorancia que tenia con respecto al tema y por no saber como actuar y que decisiones tomar para llevármela bien con este proceso tan lento y continuo. Me a tocado luchar y cometer un error tras otro, para conocer mi cuerpo y mis nuevas funciones, lo bueno y lo malo de el, lo correcto e incorrecto por hacer, lo que me hace bien y lo que me hace mal.
Lo mejor de todo es que tome la decisión de aprender y dejar de sufrir, tiene que llegar un momento en que no lloramos más y no sufrimos más, sino que aprendamos a vivir con la esperanza puesta en Dios, de saber que todo pasará, de que mi mejoría llegará, lo que me hizo creer que era el fin de mi tranquilidad, ya no me controla, porque Dios me llamó "MUJER", no me llamó tiroides, ella es una parte de mi, no yo una parte de ella, así que, si debería poder vivir sin ella, así como otros aprenden a vivir sin una pierna, sin un brazo o sin un riñón, no es algo sencillo pero tampoco es imposible, debo aceptarlo y pedirle a Dios que cuide de mi situación y tratar de quitar toda mi atención de esta deficiencia y ponerla en la sanidad que Dios va a traer a mi vida, y en la búsqueda de soluciones correctas, hacer actividades que me distraigan para que baje el estrés y los nervios y empezar a vivir en armonía conmigo misma.
Mujer contrólala tú a ella y no dejes que ella te controle más a ti.
Tu espíritu juega uno de los papeles mas importantes para lograr ese equilibrio que tanto deseas y necesitas. Dios no nos hizo para sufrir, sino para vivir en bendición y pase lo que pase voy a meterme en el propósito de Dios para mi vida y sé que en sus manos estaré libre de todo mal y en total control.
Entrégale tu vida a Jesús y el se encargara de todo.
En el nombre del Señor Jesús... Amén
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