Jueces 4:9 “Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara.”
En una historia de Jueces, vemos a Débora, jueza y profetiza
de Israel en ese tiempo, hablando con Barac sobre la guerra que pelearían con
Sísara, y le hace saber que Dios entregaría al enemigo en manos de una
mujer. “…en mano de mujer venderá Jehová a Sísara”. Pero Débora no
está hablando de sí misma, sino de Jael, mujer de Heber ceneo.
Definitivamente, estas dos mujeres estaban llenas de valentía
para atreverse a ir a la guerra y para enfrentar a un hombre de guerra como lo
era Sísara, y ellas no lo pensaron dos veces, sino que actuaron y todo por la
libertad de su pueblo de manos de Canaán.
Débora, una mujer valiente:
Lo primero que debemos tener en cuenta es que la valentía del
que cree en Dios nace de escuchar a su Dios. Débora no actuaba movida por el
pueblo, por miedo o presión, sino por dirección divina. Su valentía era fruto
de su intimidad con Dios y su disposición a obedecer; por eso acepta ir con
Barac a la guerra.
Cuando tú muestras valentía y liderazgo, traes dirección y
fortaleza a otros; por eso cuando Barac dudó, Débora se levantó con
determinación y le recordó la promesa que Dios le había entregado: “Levántate,
porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha
salido Jehová delante de ti? Las mujeres valientes inspiran y actúan,
levantan y empujan a otros a avanzar para cumplir el propósito de Dios en sus
vidas.
Por eso, la victoria no se la lleva la que está sentada en
casa peleando y criticando, o quejándose porque cree que la suerte no la
acompaña, sino que Dios usa a mujeres que tienen un corazón dispuesto para
llevar a cabo grandes proyectos que le darán enormes victorias.
Luego Jael, con valentía de corazón, permite que Sisara,
quien huía de Barac, entre a su casa para esconderse, pero ella actúa y le mete
una estaca en la sien. “Así abatió Dios aquel día a Jabin, rey de Canaán,
delante de los hijos de Israel”. Si nos damos cuenta, el versículo
dice: “Así abatió Dios…” De esta manera Dios usó a una mujer
para acabar con el cruel comandante del ejército cananeo del rey Jabín de
Hazor, quien había oprimido a los israelitas durante 20 años. Así se cumplió la
profecía de Débora.
Dios hoy quiere entregar en tus manos la victoria de tus
batallas “en mano de mujer”. Ayer fue Débora y Jael, hoy eres tú.
Una mujer de Dios es una mujer valiente que entiende que su papel es importante
y que Dios puede usarla poderosamente. Nosotras somos importantes para nuestro Creador;
Jesús nos ha dado las armas para derrotar a nuestros enemigos, el Espíritu
Santo va a ayudarte a vencer, no te rindas, tu valentía habla de que tienes un
Dios grande y poderoso en tu vida. Así mismo, tendrás también el liderazgo para
hacer que otras mujeres avancen y liberen sus batallas. ¡Amén!
Yubisai Suniaga Rada
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