Todos los seres humanos tenemos
una identidad que nos define: nuestra manera de comportarnos, lo que hacemos,
cómo vestimos, pensamos, las cosas que seguimos, lo que nos ha formado
intelectualmente y nuestra forma de hablar, entre otras muchas cosas.
Lo que nos fue enseñado por
nuestros padres desde la niñez, la cultura, la religión. Todo esto nos
identifica y nos describe, dándonos así una identidad personal. La forma en que
nos conducimos habla a otros sobre nosotros, e incluso una cultura es identificada
con solo ver los rasgos, patrones que sigue un grupo, un pueblo o una persona. Veamos
el concepto de identidad: Conjunto de rasgos o características de una persona o
cosa que permiten distinguirla de otras en un conjunto.
En estos tiempos, nosotros hemos
sido invadidos en todo el mundo, para que seamos como, o sigamos a... Invitándonos incesantemente a ser imitadores
de cantantes, actrices, actores, deportistas, políticos, modelos, gente de
sociedad, etc. Los medios de comunicación nos invitan a ser, a vivir y a
conducirnos como estos personajes que están de moda, haciendo que muchas
personas echen su identidad propia a un lado, para tratar de ser quienes
realmente no son; intentando vivir la vida de otros.
La mayoría de los jóvenes de hoy
en día están tan confundidos y no tienen idea de quiénes son. La mayoría de las
mujeres quieren ser y vivir como fulana de tal. La chica de moda del momento.
Muchas se han entregado sin poder y sin tener a las cirugías que les invitan
día a día a ser "chicas perfectas", se visten con ropas que, aunque
no les quedan bien, están de moda.
Hombres, mujeres, jóvenes y niños
están distraídos buscando cada semana a quién quieren parecerse. Los psicólogos
llaman a esto "crisis de identidad". Esto es terrible; pareciera
tonto, pero es más serio de lo que nos imaginamos. Nuestra identidad es robada
día a día por la presión del mundo y sus intereses vacíos y cambiantes, que son
semana tras semana una oferta de fraude, para todos los que compran este molde
barato y fácil de romper. Esto, sin entrar en detalles sobre la confusión de la
identidad sexual. Estos patrones, externamente, dan un mensaje de felicidad;
pero solo Dios sabe el vacío espiritual y existencial que estas personas viven.
Todos, alguna vez, hemos visto
personas que se ven frágiles, inseguras, temerosas, nerviosas, con la cabeza
gacha, la mirada perdida. Les cuesta hablar con otras personas. Todos estos
rasgos pueden tener una profunda raíz en no haber tenido nunca un patrón seguro
y firme de identidad a seguir. Cada individuo es importante, tiene su valor, su
misión y propósito en la vida.
Jesucristo vino a buscar lo que
se había perdido y la humanidad está completamente perdida en los afanes de
este mundo pasajero, que cada vez da más y más señales del fin. Lucas 19:10:
"Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido".
Cuando una persona recibe a
Cristo como su Señor y su único Salvador, el Espíritu Santo de Dios que empieza
a morar en su vida le da la identidad de ¡Hijo de Dios! Jesús es nuestro modelo
a seguir como nuestro hermano mayor. Maestro de maestros, con una moralidad
intachable, con principios de vida en cuanto a la conducción de una persona.
Como hijas, como madres, como esposas, en la comunidad, como profesionales,
somos importantes para Dios. Jesucristo trabaja en nuestro espíritu y desde
nuestro espíritu; es por ello que la identidad no sale de la ropa, del dinero o
de los bienes materiales, sale de una relación personal, espíritu con Espíritu,
con tu creador Jehová.
El mundo nos guía desde nuestra
carne, necesidades y según nuestros deseos egoístas: "Yo" y más
nadie. Y si estás torcido y confundido, el mundo te dice que estás bien. Pero
cuando Jesucristo llega a nuestras vidas, nos da una identidad plena, y nos
hace aceptarnos en nuestro diseño original; nos da la paz de tener a ese Padre
bueno desde las alturas cuidándonos y amándonos. Esa relación nos da una
completa y firme seguridad, y ya nuestro comportamiento no va a ser según el
vecino o el cantante más famoso, sino según lo que Dios depositó en nosotros y
según lo que dice que somos para él.
Nuestra identidad NO debe salir
según la sociedad, o según sean nuestros padres, según el qué dirán, según la
farándula, o según una religión. La verdadera y más grande identidad de una
persona debe salir de lo que Dios hizo, ha dicho y dice de nosotras.
El mundo cada vez está más loco,
no va para mejor, sino para peor. Cristo
es el mismo ayer, hoy y por los siglos, y está listo para darte la seguridad
personal que tanto necesitas, para que seas luz y deseches todas las tinieblas
y la falsedad de tu vida. En Él soy hija de Dios. Cuando tienes en tu corazón
al Rey de Reyes, tienes una mentalidad de Reino y quieres y deseas complacer y
conducirte como el Rey manda, siguiendo a cada paso sus estatutos y
mandamientos. Ya basta de seguir las tendencias erróneas que nos da el mundo
para mantenernos distraídas y darnos una falsa seguridad en sí mismas, o en la
vida de aquel hombre o mujer lleno de problemas que también necesita de un
toque de Dios. No temas y entrégale tu corazón a Jesucristo y pon tu identidad
en el Hijo de Dios y serás transformada y afirmada en todas las áreas de tu
vida.
Satanás le ha robado la identidad
a los seres humanos como hijos de Dios; pero Jesucristo vino y lo venció en la
cruz del calvario y resucitó al tercer día para darte el privilegio a ti, que
lees, de ser llamada nuevamente ¡Hija de Dios!, hecha a su imagen y semejanza.
Naciste para darle gloria, honra y alabanza a tu Dios.
Mujer, para Dios eres más valiosa
que las piedras preciosas, eres la niña de sus ojos, una princesa. Real
sacerdocio, nación santa, eres escogida por Dios para grandes obras. Eres
única, un diseño exclusivo de Dios, hija amada, ¡LIBRE EN CRISTO! Coheredera en
Cristo. Eres luz, sal de la tierra. Embajadora de Dios para el mundo. Ungida
del cielo. Vales la sangre derramada del Hijo de Dios. Eres templo de su Santo
Espíritu. Escogida, ayudadora, valiosa.
Tú eres una mujer de gran virtud
y estima para Dios, quien te ama con amor eterno y te ofrece vida en abundancia
por medio de su Hijo Jesús. Tu gran valor está en Cristo, no en el mundo.
Gálatas 4:7 "Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo"
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Palabra de Dios, que hace la diferemcia en lo que creer ser y en ser realmente.. Dios te ha dado identidad como una hija de Dios!!!
ResponderEliminarDios te bendiga
Amen como la palabra de Dios me confronta también me consuela y me da la seguridad x que soy su hija no soy cualquier cosa
ResponderEliminarHermosa gracias por compartir este hermoso tema con nosotros
ResponderEliminarGracias x la palabra. Es de mucha ayuda como mujeres EMPODERADAS. Tenemos identidad en Cristo Jesús. Bendiciones
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