Lucas 2:1-20
4 También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la ciudad de David, 5 para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta 6 y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. 7 Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.
Los pastores y los ángeles
8 En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. 9 Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor. 10 Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. 11 Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. 12 Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
13 De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:
14 «Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.»
y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.»
15 Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer.»
16 Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. 17 Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, 18 y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían. 19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas. 20 Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho."
Que la gloria y la luz del Señor envuelva cada corazón y podamos entregarnos por entero a Jesucristo quien vino a salvarnos de la muerte eterna y a perdonar nuestros delitos y pecados para que podamos reconciliarnos con nuestro Padre Celestial y vivir en comunión intima con él. Porque él no vino a condenar a los hombres sino a dar vida en abundancia y para que los hombres, mujeres y niños sean salvos por él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario