"Varón de dolores"
En el libro del profeta Isaías,
podemos leer una poderosa revelación del Espíritu Santo al profeta, donde
describe parte del sufrimiento que el Hijo de Dios tendría que pasar antes y en
la cruz, para poder libertar a la humanidad del pecado. Cuando tú pienses que
nadie sabe lo que has sufrido o lo que ahora estás pasando, de cómo el dolor te
agobia y te consume y te roba las ganas de vivir, recuerda que ya Jesucristo
pasó el máximo dolor; por eso es llamado "varón de dolores".
Todo lo que puede pasar un ser
humano interna y externamente, ya Cristo lo pasó, y hasta más. Debemos vivir
confiadas en él; entre sus brazos él nos da fuerzas y la paz para vivir y
consuela nuestra alma y aboga e intercede a nuestro favor delante del Padre
para que podamos ser libres de toda opresión. No importa de dónde venga el
dolor, ni cómo se llame; Jesús sana todos nuestros dolores; con él tendremos
una solución justa a nuestro caso.
"Despreciado"
¿Has sido despreciado alguna vez en tu vida?
Ser despreciado por otros puede ser tan humillante y destructor como la peor de
las ofensas. El desprecio es: Falta de aprecio, de cariño, de valor, de
consideración. La persona que te desprecia te muestra que tú no le importas, y
todos alguna vez hemos pasado por eso.
"Desechado entre los
hombres"
Nosotros votamos lo que no nos
sirve y a eso lo llamamos desecho. Ser desechado es sentirse menos que un
simple papelito: no sirves para nada, eres basura. Muchos, al ser desechados de
un lugar o por personas que aman, pueden sentirse como una cucaracha, con ganas
de desaparecer o de que se los trague la tierra, con deseos de venganza. Ser desechado puede ser un golpe tan grande
al corazón que nos puede llevar a un despeñadero y nos invite a vivir el máximo
desastre en nuestras vidas, y a ser sepultados para siempre, emocional, física
y espiritualmente. O al contrario, nos levanta en orgullo y nos lleva a
maltratar a quienes nos rodean.
"Experimentado en
quebranto"
¿Qué es lo que quebranta tu vida?
¿Qué quebranta tu corazón? Jesús experimentado en quebrantos; experimentado es
como el conocimiento total y profundo de situaciones que nos abaten; él pasó
todo tipo de decaimiento físico, moral y espiritual. Estar abatido, desinflado,
en desaliento, sin fuerzas, a punto de renunciar, triste, a punto de desmayar,
en el filo de un abismo, sin fuerzas para levantarse y pelear por tu vida.
"Como que escondimos de
él el rostro"
Cuando Jesucristo fue perseguido
y luego crucificado, todos huyeron de él. Tantos discípulos, amigos, seguidores;
escondieron de él su rostro. "Si te hemos visto, no nos acordamos"
Solo Juan continuó con él. Su situación era grave y nadie estaba dispuesto a
enfrentar con él el asecho de las autoridades. La persecución del pueblo, de
los religiosos, la muerte que ya lo acechaba.
Y pues muchas de nosotras
tratamos de escondernos de Jesús, quitamos nuestro rostro, nuestra frente de él
y le damos la espalda, porque, aunque él murió por nosotras, no estamos
dispuestas a pagar el precio por seguirle. ¿Estás tú escondiéndote del llamado
de Jesús? Quieres solo ser una amiguita lejana. Su amor inagotable te está
llamando para llevarte a la victoria y a un plan. No trates de esconderte de
él; ven a sus brazos.
"Fue menospreciado"
La palabra menospreciado es
clara: "menos precio", no se le dio su verdadero y alto valor, sino
que se le menospreció y no se le reconoció su estatus, su virtud, sus palabras,
sus enseñanzas que eran claras, su descendencia, su linaje, su ministerio,
milagros, prodigios; su labor en el cambio de los corazones de los hombres fue
menospreciada.
Fue tomado como una poca cosa,
sin importancia; sacarlo del medio era lo mejor. Todos creyeron que su muerte
era la solución y que nadie lo notaría, pero, aun en la mala acción de los
hombres, los planes de Dios se tenían que cumplir. Era necesario su menosprecio,
para que este fuera llevado a la cruz y su misión y la liberación para la
humanidad fuesen cumplidas: "Consumado es" Hoy el mundo sabe y
reconoce su alto y digno valor. Un Salvador, Rey y Señor, el Hijo de Dios, que
ha cambiado millones de corazones en todo el mundo.
"Y no lo estimamos"
La estima a otros está ligada al
mismo valor que nuestro corazón tiene por una persona. Jesús no fue estimado,
es decir, no fue querido, no hubo ningún afecto por su vida; podríamos decir
que no fue amado por su labor, ni por su persona. Saber que las personas que te
rodean no te aman, ni te aprecian, es la peor sensación de rechazo que pueda
existir, porque fuimos hechos los unos para con los otros para compenetrarnos y
amarnos en amistad, intimidad, familiaridad, en dependencia del amor de nuestro
Dios y de su Hijo Jesucristo.
Y fue precisamente el amor
paternal lo que lo llevó a entregar a su propio Hijo para rescatar a la
humanidad y redimirla de la maldición del pecado. El Hijo, por amor, no se
resistió, sino que vino a pagar el más alto y doloroso de los precios, su
propia vida, por la humanidad y por la misma creación para reconciliarnos con
nuestro Padre Celestial.
Mujer: ¿Qué es lo que has vivido o estás viviendo que creas que Jesucristo no pueda entenderte ni ayudarte?
Tienes que saber que no hay nada
imposible para Dios; ya él lo pasó todo y lo pagó todo en la cruz del Calvario,
por ti y por mí. Por eso, cuando vienes a Jesús y lo dejas entrar en tu vida
como Señor y Salvador, eres beneficiada, y él se encarga de tus luchas,
dolores, aflicciones, enfermedades, conflictos personales, necesidades del
alma, del espíritu o del cuerpo; solo debes entregárselas.
No lo menosprecies, no lo
rechaces, no lo deseches, ni lo desprecies, no escondas más de él tu rostro;
ámalo como solo él se merece, y dale un lugar especial en tu vida para que él
haga una obra redentora en ti y saque todos tus dolores y te haga completamente
libre. Empieza a vivir una vida digna y con valor, porque quizás ni tú te amas,
quizás sientas que para los hombres no vales nada, pero para Cristo valiste su
vida, la vida de un Rey que a fin de cuentas es Dios.
Si nadie te ha amado, ven a
Jesucristo y ríndete ante él y deja que él pelee tus batallas y purifique tu
corazón y sane tus heridas; entrégate y serás más que vencedora, por medio de
aquel que te llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Jesucristo venció al maligno y en él, solo en él, estás segura. No te estanques en el dolor, avanza tomada de la mano de Dios. Colosenses 1:13: "El cual nos ha librado del dominio de las tinieblas y trasladado al reino de su Hijo amado" Tú le importas a Jesucristo; vuélvete a él y entra en la paz y en el gozo de tu Señor y su Santo Espíritu consolará tu alma. La vida está en él. Date la más valiosa de las oportunidades. El Rey te llama a libertad; después del sufrimiento vino la resurrección y la gloria; deja que Dios te levante y te honre.
Oremos: "Señor
Jesús, perdóname, te pido que entres a mi corazón, sana todas mis heridas,
quita todo dolor de mi corazón, lléname de tu amor, de tu paz, dame valor para
seguir, lléname de tu amor y guíame en tu camino con tu Espíritu Santo."
En el nombre de Jesús. ¡Amén!
Cuéntanos cómo está reflexión bendice tú vida.




















