miércoles, 21 de agosto de 2013

TE PREOCUPA LO QUE OTROS DICEN DE TI

Haz escuchado está frase "¡QUE VA A DECIR LA GENTE!" No sé tú, pero, a mí me retumbó durante años en la cabeza.

Y es que por la importancia del "QUE DIRÁN"  han habido muertes, suicidios, abortos, pleitos, separaciones familiares, divorcios, dolor, angustia, soledad, infelicidad, drogas, perdición, miedo, etc, etc...

Te has preguntado ¿Por qué es tan importante lo que otros dicen de ti? Analicemos un  poco; ¿será?, porque nos gusta vivir de apariencias, de una falsa perfección, de la mentira, se trata de competencia, el deseo ser mejor que ellos, siento temor a la opinión negativa de otros, quiero que me acepten, solo quiero que les gusten mis decisiones, su critica es importante hasta morir, no quiero perder su atención, me van a amar, el cariño de los demás tiene que ver con lo que hago... Oh quizás, será que crees que tan solo has nacido para complacer a todo el que se te ponga en frente ¡Al mundo entero!... ¿Crees que ese es tú principal talento?...

Cuando en mi vida se hizo presente el llamado de Dios; y empecé a sentir fuertemente que su hijo Jesús tocaba mi vida la puerta de mi corazón, uno de los frenos que fue más contundente y dañino en mi existencia fue: ¿QUÉ VA A DECIR LA GENTE? ¿QUÉ VAN A DECIR MIS AMISTADES? No se cuales amistades porque no tenía ni una sola, sin embargo este pensamiento me invadida día tras día, minuto tras minuto, me pase años pensando lo que iba a decir tanta gente de mi si aceptaba el llamado de Dios.
Me pasaban por la cabeza personas que tenia años que no veía, vecinos que nunca había tratado, familiares que ni siquiera había conocido, ¿que va a pensar todo el barrio en el que me crié cuando se enteren?, ¿Y si me ven algún día leyendo la biblia?, ¡Que raya!... ¿Qué van a decir todos mis hermanos, mis tíos, mis primos? ¿Y mis vecinos?¡Voy a decepcionarlos...!  ¡Santo Dios ahora que hago! ¡Noooo por qué a mí!

A raíz de esta preocupante actitud que me produjo la popular enfermedad del "QUE DIRÄN";  mis desequilibrios de salud se pusieron peor de lo que ya estaban, la depresión se apodero más de mi vida, mis emociones y pensamientos eran un desastre, una angustia continua, afecto mi conducta, tenía un carácter de "Perros" y la tristeza me colgaba del cuello como la prenda más fina y la única que tenía. Fue así que pensé que todo estaba perdido, en ese momento parecía que jamás podría complacer ni a la gente, ni a mi misma, y ni siquiera al mismo Dios en persona, me quede suspendida en el aire mirándolos a todos metidos en una misma balanza, analizando ¿Con quién me puedo quedar? ¿A quién puedo complacer?...  Dios, la gente, yo. Esto parecía no tener ninguna solución...

Gracias al amor y a la infinita comprensión de Dios para los seres humanos, abrió mis ojos y me dio entendimiento  para que pudiera comprender  que mi balanza estaba desequilibrada y fuera de orden, y que nada era más importante que su presencia en mi vida, nadie jamás me iba a comprender, nadie podría tener la opinión sincera y verdadera que él tenía de mí, nunca nadie daría la vida por mí, y jamás esas personas me iban a dar lo que solo él podía darme... ¡Salvación! y ¡Vida en abundancia!... No podía vivir para complacerlos a ellos, nunca, en ningún término lo lograría.

Querida amiga, jamás vas a poder complacer a los demás, a quienes te rodean, esto es a lo que Dios llama esclavitud, en este caso nos convertimos en esclavos de lo que los demás dicen de nosotras y tienes que estar clara en que la gente siempre va a tener opiniones diferentes de tu persona y de lo que tú haces y dices, de tus decisiones. Ni siquiera Dios pudo complacer a un pueblo y a este mundo con todo lo que ha hecho por él y la humanidad, entregó a su Hijo a muerte de cruz por amor a la humanidad, y la humanidad vive hablando pestes de él, rechazándolo, criticándolo burlándose, inventando, faltándole el respeto, dudando de su existencia y de todo lo que Dios a hecho por cada uno de nosotros... ¿Qué esperas para ti? ¿Flores y pleitesía? ¡olvídalo!

Si sigues creyendo que tu si vas a poder complacer a todos los que te rodean y conquistar su corazón y a todo el mundo ¡Estás perdiendo tu tiempo! ¡Nada que ver con eso! La gente hagas lo que hagas siempre va a criticarte. Si deseas complacer a alguien complace a tu creador  y verás que Dios es quien entiende tus actos, no te juzga, y con él jamás estarás defraudada sino que empezaras a ser una mujer de bendición y propósito, porque las palabras que Dios tiene para ti son para ayudarte, levantarte, edificarte, animarte, liberarte, sanarte, corregirte, rescatarte, restaurarte, fortalecerte y llenarte de su  precioso y paciente amor.

¡Olvídate del que dirán, pon en orden tu balanza y deja que Jesús entre ya a tu corazón¡

"ABRE MIS OJOS, (JESÚS) Y MIRARÉ LAS MARAVILLAS DE TU LEY" Salmo 119:18