Salmo 23:4 “… Tu vara y tu cayado me infunden aliento".
Este versículo comienza así: "aunque
ande en valle de sombra de muerte, no temeré", y ya hablamos de esta
parte, y recordaremos que es la total confianza de David en que Dios estaba con él. Pero sigue
diciendo: “Tú vara y tu cayado me infunden aliento”. Esto representa la presencia y la
intimidad plena en la protección divina, en momentos de angustia y de aflicción
extrema, como lo era para David ese valle de sombra y muerte.
Pero, estas parecen ser dos
especies de herramientas que le producen aliento al salmista en este momento tan
difícil. Y ellas son: “La vara y el Cayado” las cuales le dan
aliento y el “aliento” representa la vida que Dios nos da. Veamos sobre la vara
y el cayado.
La vara, es representada
en la biblia como un símbolo de autoridad y protección. Era usada por los
pastores para defender al rebaño de sus enemigos, como, por ejemplo: lobos,
serpientes, osos, coyotes, perros salvajes etc. Simbólicamente representa el
poder de Dios para protegernos del mal.
La vara. Éxodo 14:16 –
Moisés y el Mar Rojo. “Y tú, alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar,
y divídelo…”
Dios le da a Moisés la vara como
un instrumento de poder y es cuando atendiendo la voz de Dios, Moisés, el
pueblo y aún quienes los perseguían, pudieron ver uno de los milagros más extraordinarios
y poderosos que presencio Israel, y esto fue la abertura o división del mar Rojo.
La vara nos da un simbolismo o una representación de la autoridad divina
delegada por Dios para proteger y liberar a su pueblo de sus enemigos.
El cayado, es un símbolo
de guía y cuidado. Es una especie de bastón largo, con una curva en la punta, y
este servía y aun es usado para guiar un rebaño, corregirlo con suavidad o alejarlo
del peligro. Puede representar el amor y la guía pastoral que Jesús de Nazaret
nos da, su consuelo y orientación.
El cayado En Miqueas 7:14 dice:
“Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad…”
Miqueas, pide a Dios que guíe y
cuide a su pueblo como un pastor a sus ovejas, propiedad suya. Esto, nos
recuerda la primera frase de David en este Salmo “Jehová es mi pastor, nada
me faltará…” David nos confirma que, su pastor le da sustento y
protección, así como tiene disciplina y autoridad sobre sus hijos. También el
cayado es usado para marcar el ritmo, controlar la dirección y es útil a la hora
de contar y separar las ovejas.
En un sentido bíblico, representa
la fuerza, la guía y la corrección que Dios hace a sus hijos. Este cayado representa
el Espíritu Santo, que nos guía con amor y consuelo, y es un instrumento con el
que puede rescatarnos de situaciones peligrosas y traernos de vuelta al camino no
con fuerza, sino con su Espíritu. Así que, el cayado es un símbolo de guía
amorosa que Dios da a su pueblo.
Cuantas de nosotras podemos decirle
al Señor: “Tu vara y tu cayado me han infundido aliento”. El Espíritu Santo
esta con nosotras, Jesús nos delegó autoridad y es como esa “vara”, pero en
nuestra boca, es el poder de la palabra y con ella nos cuida de toda asechanza y
destruye todos los planes del maligno. Así como con su cayado, nuestro pastor
nos guía con amor, pero también nos corrige o nos hace un llamado de atención
cuando nos estamos desviando o alejándonos del rebaño que es su iglesia, su
cuerpo. ¿Qué hace la diferencia? Su poderosa presencia, el Espíritu del Señor en
nuestras vidas. Por eso él escribe y reconoce que nada le pasará: “porque tú
<Dios> estarás conmigo”. ¡Aleluya!
"Aunque ande en valle de
sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu
cayado me infundirán aliento".