jueves, 30 de abril de 2015

DIOS ES OPORTUNO SOCORRO

En estos días recordaba una vez cuando estaba chiquita, quizás unos 9 años, que fui a la playa con un grupo familiar y pues algunas niñas que se creían nadar como delfines decidieron enseñarme a nadar y me metieron a lo profundo del mar para darme unas lecciones y, -¿qué creen que pasó cuando ya nadie tocaba la tierra con sus pies?-  Estás se asustaron y trataron de irse y nadar hacia la orilla, pero yo no sabía nadar y estaba aterrada y comencé a luchar agarrándome de aquella niñas que me abandonaban en lo profundo del mar y solo cuando en esa lucha podía salir a la superficie, gritaba ¡Socorroooooo! ¡Socorroooo! ¡Socoroooooo!...

La verdad esto es terrible y desesperante; así que minutos después de estar luchando para sobrevivir llegó en el momento oportuno un muchacho muy valiente que atendió mi llamado desesperado de auxilio y me agarró y me sacó a la orilla, salvándome de morir ahogada... Estaba tan agotada, con la panza llena de agua, llorando, confundida, me había sentido muy cerca de la muerte, tenía mucho miedo... Este evento por muchos años marco mi vida...

Hebreos 4:16  "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro"

Querida amiga; Cuantas veces en el andar de la vida  nos metemos, o nos meten, o diversas situaciones nos arrastran a circunstancias terribles y nada deseadas, que nos pueden causar mucho dolor, desespero, miedo, confusión, incierto, depresión, estrés, ansiedad, sentimos que nos estamos ahogando con tantos problemas; y que incluso estos nos pueden poner al borde de la muerte y no sabemos qué hacer, ni con quien hablar, no encontramos una salida y lo único que queremos es gritar -¡Socorroooooooo!-
Dios dice que él es nuestro oportuno socorro en medio de las tribulaciones, si nosotras no hablamos, o no nos acercamos confiadamente a Dios creyendo que solo él nos puede ayudar y pegamos especie de un grito interno o si lo deseas externo; no viene esa mano consoladora de misericordia y ayuda de Dios. Cuando yo grite en esa playa vino un joven y me salvo de las ahogarme en las profundas aguas, me escucho porque yo abrí mi boca e hice un llamado desesperado para que me vinieran a ayudar. Cuando actual y personalmente me sentía perdida en la vida, vacía, desesperada, enferma, deprimida, desdichada, con muchos miedos, y llena de mentiras y frustración, llegó el momento en que mi alma pegó un grito desesperado a Dios en donde abrí mi boca y le decía: -¡Ayúdame Señor, te necesito, ya no puedo más, socórreme, ayúdame!-  En ese momento me acerque al trono de la gracia de Dios y fue así que pues llegó en el momento oportuno mi valiente Salvador y ahora mi Señor ¡Jesucristo! para salvarme, rescatándome de la profundidad de las tinieblas para llevarme a una orilla segura, iluminada, para que pudiera respirar tranquila, mientras él me consolaba; me fortalecía, me sanaba, colocándome a salvo en lugares seguros, de delicados pastos, para que en sus manos pudiera descansar y obtener su paz...
Tenemos que aprender y decidir buscar su ayuda, porque estamos acostumbradas a buscar a Dios ya cuando no nos queda más alternativa humana; cuando es precisamente a Dios muestro creador quien todo lo sabe, todo lo puede y todo lo ve; quien puede ayudarnos en todas las áreas de nuestra vida haciéndonos saber que para él no hay nada imposible y que él por medio de su Hijo amado Jesucristo quien murió y luego resucito por nosotros, vino a rescatarnos a sacarnos de la oscuridad espiritual, para llenarnos de su amor, para darnos su perdón, libertarnos, darnos vida en abundancia, socorrernos y darnos paz, alegría, darnos herramientas para enfrentar o salir de todo conflicto, y llenar todos nuestros vacíos que ni el oro, ni la plata, ni lo material, ni los humanos pueden llenar... Con su preciosa presencia es suficiente, Jesucristo lo abarca y satisface todo. Hay un lugar en nuestro corazón especial para él.

Mujer; que el Señor Jesucristo sea siempre tu primera y única opción de llamado, primeramente para salvación de tu alma y para vida eterna; él estará muy cerca de ti esperando ese llamado, confía en él, si no lo invitas, no interviene, yo sé que tu eres una mujer sabía y entendida, y hoy reconoces que solo Jesús puede obrar en ti y en todas tus situaciones, dándote una nueva vida conforme a la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta... No nos merecemos nada de Dios, pero su amor, su gracia y su misericordia son infinitas.

Romanos 12:2 "...para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."

!Dios desea ayudarte!

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