jueves, 4 de septiembre de 2025

JEHOVÁ ES MI PASTOR Y NADA ME FALTARÁ

 


Salmo 23:1 "Jehová es mi pastor; nada me faltará" o "El Señor es mi pastor, nada me falta".

El salmo 23 fue escrito por David. Se cree que lo hizo en medio de una dificultad o al final de su vida, recordándose a sí mismo la fidelidad y el amor de su Dios.

Este salmo nos muestra la intimidad y la confianza que él tenía en el Señor. En sus primeras palabras está la identidad, la conexión, el amor y la confianza que él tenía con Jehová como su pastor y su guía, quien lo cuidaba y amaba. David como pastor, entendía muy bien la labor que Dios hacía como pastor de las almas, ese pastor que celosamente protege a su rebaño, lo alimenta con verdes pastos, no solo naturalmente, sino espiritualmente. Lo vigila y protege de los peligros de los lobos, de las plagas, de las enfermedades, de los ladrones.

Habla de una oveja en un sentido figurado, nosotros somos esas ovejas, él es nuestro fiel pastor. Es por lo que, podemos confiar ciegamente en que Dios cuida de nosotros y su alimento puro y santo, siempre estará allí para saciar nuestra sed y hambre, para fortalecernos y darnos un sano crecimiento.

Dios no duerme, de noche y de día nos protege y nos cuida. La parábola de la oveja perdida nos cuenta que, en su amor, cuando uno ovejita se sale del redil, él deja a las 99 que están resguardadas, y va y busca a la que se salió o extravió. Esta historia nos habla, no solo de su inmenso amor, sino también de su preocupación como Padre, de ese sentir en su corazón de que, jamás te va a abandonar, no te va a dejar, no te va a soltar, así como tampoco te va a juzgar cuando te encuentre, él solo quiere que vuelvas a casa. A veces, podemos salirnos del redil de una forma incorrecta, o ser engañado, o manipulado por nuestros deseos, pero eso no lo detendrá, su anhelo más grande siempre va a ser que vuelvas a él y si no vuelves, él está dispuesto a irte a buscar donde sea. ¡Gloria a Dios!

El alimento que Dios nos brinda es esencial para vivir natural y eternamente. Es un alimento puro, espiritual, brindado por la palabra de Dios. Es el pan y el agua de vida. Es el Verbo manifestado en Jesús, el único alimento que nos da vida en abundancia. Nos sacia, nos satisface el espíritu, el alma y beneficia al cuerpo. Aún nuestra carne, puede mostrar las bendiciones del alimento que Jehová nos da. Por eso todas debemos decir lo que dijo David: ”Jehová es mi pastor y nada me faltará”.

David, nos muestra en este primer versículo del salmo 23, al Dios proveedor. “Jehová Jireh”, eso nos invita a tener siempre toda nuestra confianza en que, nada, absolutamente nada, nos faltará. Él suplirá todo lo que nos haga falta, según sus riquezas en Gloria. En Mateo 7:7 dice: ("Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis") En Filipenses 4:19 dice: ("Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta"). Otra prioridad es que, siempre debemos poner a Dios en primer lugar, como indica el Salmo 37:4 ("Deléitate asimismo en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón").

No importa por lo que estés pasando, quiero que confíes en que eres una hija amada por Dios, él te sustenta, te cuida, te provee, te ama. Dios es el mejor y mayor Padre y como Padre es un protector que vela por sus ovejas, por sus hijos, por sus santos. No pierdas la fe.

La confianza de cada una de nosotras debe estar firme, en la provisión, guía y en el cuidado divino que Dios nuestro Padre nos provee. Nada te faltará. ¡Aleluya!


Yubisai Suniaga Rada 

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