viernes, 24 de septiembre de 2021

CLAMÉ A DIOS Y ÉL ME RESPONDIÓ

 



2 Samuel 22:7 " En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios; Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó a sus oídos."

Hoy Señor, cómo me has indicado, seguiremos clamando. Y en esta oportunidad después de la publicación anterior CLAMA A MÍ en que Dios le da un mensaje a Jeremías diciendo: "Clama a mí, y yo te responderé", podemos entrar en otra poderosa historia que nos motiva a clamar en todo tiempo y buscar a nuestro Dios en tiempos de angustia, a invocar al Todopoderoso, a nuestro Padre, no podemos darnos por vencido, porque somos sus hijos amados, pueblo suyo, la palabra nos dice: Esfuérzate y sé valiente, cree solamente, da voces, sigue clamando, alaba a tu Dios, y espera pacientemente y en fe, porque Papá te responderá. En 2 de Samuel 22 tenemos un cántico de liberación escrito por el Rey David, y en este caso tenemos a un hombre escogido y ungido por Dios que nos da testimonio de que en su angustia clamó a Jehová y él le oyó y respondió su petición y lo libró de sus enemigos, es decir que Dios cumple lo que promete. Y es que generalmente pensamos que todos los hombres escogidos por Dios para hacer una obra que marcaría el rumbo de la historia de Dios con los hombres, y la del mundo, serían historias aburridas, fáciles, sin dificultades, sin oposición y con personas sobresalientes y perfectas, pero es importante que notemos que Dios sabe a quién escoge y no es precisamente a gente perfecta, por eso la biblia no nos oculta nada de las carencias o virtudes de cada personaje que el Eterno escogió, y todos fueron buenos, pero imperfectos, con aciertos y desaciertos, un carácter marcado, temores, dudas, debilidades, pero también con grandes capacidades, virtudes, hombres de fe, de carácter, inteligentes, guerreros, pacificadores, estrategas, llenos de amor por Dios, por su pueblo y sus leyes, con vidas entregadas por una misión y por un llamado del cielo, y hasta un David el cual Dios dijo que era conforme a su corazón. Pero es importante entender que no se trata de la historia del hombre llamado, sino de la historia del Dios Eterno cuando se acerca y marca al hombre o a la mujer y camina a su par. El ser humano nunca será perfecto, pero nuestro Creador sí que es perfecto, Todopoderoso y misericordioso en gran manera, su asignación nos marca, su unción nos perfecciona, el Espíritu Santo empodera y nos guía y nos levanta, él es quien exalta al llamado, no es mi historia, es la historia del Creador a través de mi, el fin y el personaje protagónico siempre será él. A Dios sea la gloria.

Es así que el que prometió, el Todopoderoso cumple su palabra, él nos libró, nos libra y nos librará de todas nuestras angustias y de la mano y de las artimañas de todos nuestros enemigos, del que se opone al propósito asignado. Jesucristo venció en la Cruz del Calvario por nosotros y es por ello que nos llama: "Más que vencedores", él nos libra de la prueba, de la aflicción, de la angustia, de la persecución, del dolor, de la soledad, de la escasez, de la muerte, de toda perversidad que se levante en nuestra contra para que su nombre sea glorificado en nuestras vidas y en la tierra.  

Yo no sé por lo que tú estás pasando, pero a todos en algún momento nos toca pasar la prueba, la espera, el desierto, el silencio, el desasosiego, la nada, y hoy en día con la situación que el mundo vive hay mucha gente confundida, atemorizada, afligida, sin esperanzas, llenas de temor y creen que Dios los abandonó, o se olvidó de ellos, quizás tú has sido fuertemente afectados por esta crisis mundial, pero el mundo entero y cada uno de sus habitantes les a tocado vivirlo. Pero tú no eres igual a cualquiera que está allá afuera, la palabra dice que estamos en el mundo, pero no somos de este mundo, es un buen momento para hablarte a ti misma/o y buscar tu identidad y recordarte que tú vida le pertenece a Dios, le perteneces a un Reino y tienes a un Rey y Señor llamado Jesús y cuando tú te pones de rodillas y clamas y hablas con tu Señor él atiende tu oración, el Espíritu Santo de Dios está contigo y él es más que suficiente, no temas, el Señor no te abandono y no te abandonará porque él no miente, sigue creyendo, no pierdas la fe, Dios está contigo, aunque olas de muerte te persigan como a David en algún momento de opresión, no te detengas y sigue clamando por ayuda. David escribió en:  

2 Samuel 22:5-7  (NTV)

Las olas de la muerte me envolvieron;
    me arrasó una inundación devastadora.
                 La tumba[a] me envolvió con sus cuerdas;
    la muerte me tendió una trampa en el camino.
                 Pero en mi angustia, clamé al Señor;
    sí, clamé a Dios por ayuda.
Él me oyó desde su santuario;
    mi clamor llegó a sus oídos.

Creo que David expresa claramente lo que estaba viviendo, el enemigo y la muerte lo acechaban, pero él lo habla con su Dios y es aún más importante que cada uno de nosotros sepamos quién es aquel Dios a quien tú le estás clamando, conocer las virtudes y el poderío y la majestuosidad del  Todopoderoso, es indispensable y de vida o muerte conocer la voz del Altísimo, Jehová de los Ejércitos es uno de sus nombres, Dios de Guerra, el que defiende y pelea por su pueblo, el que entregó a su hijo único por amor a ti y a mí, el que dice estos son mis santos, mis hijos, el que te da autoridad, y nos llama Reyes y sacerdotes, quizás nosotros tengamos pruebas y tengamos a un opositor, pero que nos quede claro que Dios no tiene enemigos y ningún opositor, nadie se le opone a la voluntad de Dios, el mundo creado, natural o espiritual debe y tiene que obedece a su viva voz. Es clave conocer las obras y el carácter del Eterno, a la hora de clamar sabrás a quien le hablas, no a un debilucho falso dios, sino al Dios verdadero, el Todopoderoso, Creador de los cielos y de la tierra, tu Salvador y escudo, quien te llama hija/o. El conocimiento de las escrituras y sus promesas nos brindan seguridad a la hora de buscar la ayuda y las estrategias que Dios te dará para vencer. No es tu guerra, si se la entregas será la de él y el Señor siempre te dará la victoria.   En 2 Samuel 22:2-4 (NTV)

«El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador;
    mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección.
Él es mi escudo, el poder que me salva
    y mi lugar seguro.
Él es mi refugio, mi salvador,
    el que me libra de la violencia.
Clamé al Señor, quien es digno de alabanza,
    y me salvó de mis enemigos.

En cada tiempo de mi vida, en que yo pasé por aflicciones, enfermedad, tiempos de guerra, de prueba, y de espera que es la parte más desesperante, todas las veces que me sentí abandonada por Dios, perdida, y las veces que le reclamé, y me enoje porque no entendía lo que sucedía, a fin de cuenta y aunque muy cansada luche para nunca desmayar, a pesar de llorar y querer correr lejos, y sin el entendimiento de por qué o para qué tenía que pasar lo que estaba pasando, quisiera decirles que nunca menguó mi fe, y no faltó, pero si se debilitó mucho. Hablaba con el Señor Jesús y le decía: Así no entienda no te voy a dejar, algo vas a hacer, porque la palabra dice que tu no mientes, yo te declaré mi Señor y aunque no lo estoy haciendo todo perfectamente bien y ha sido un tiempo muy duro, esperaré en ti, algo tienes que hacer, clamaré y no me desampararás, tu no dejarás que mis enemigos me destruyan, porque yo te pertenezco, recuérdalo soy tu hija, tus promesas y tu verdad en mi se cumplirán, veré tu gloria, me gozaré, tu vendrás en mi socorro. Pues yo clamé, esperé y confié en medio de la aflicción y Dios me respondió y me libró de muchas angustias y pruebas, fueron los tiempos en que el Espíritu más habló a mi vida y aún hoy espero respuestas. Sigo clamando. Dios es bueno.

Hoy sé que cada proceso es importante y nunca salimos igual de una prueba, de un desierto o de una tribulación, pero nuestro carácter, nuestra fe, la esperanza y la madurez se perfeccionan y se crecen y se refuerzan enormemente y eso es precisamente lo que Dios quiere, que nuestra medida espiritual crezca y se desarrolle y nos fortalezcamos con su palabra, en nuestro carácter y en saber que él nos escogió y nos llenó de autoridad para vencer, cada prueba te pondrá a prueba para sacar lo que Dios depositó en ti, y cada proceso te enseñará a escuchar con nitidez la voz de tu Señor y te revelará sus planes y los tesoros escondidos que tiene para tu vida.

La Biblia está llena de historias de hombres y mujeres que clamaron a Dios a viva voz, con ruego, llanto, gritos, y vieron su respuesta descender desde su monte santo, ahora nos toca a nosotros dar testimonio de que si confiamos en nuestro Señor y clamamos a él con todo nuestro corazón, obtendremos respuesta y nuestras almas le alabarán y descansaremos en él.

¡Veremos su gloria!

Salmo 38:15 Porque en ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío. 


Señor Jesús entra en mi corazón, te entrego mi vida. Gracias porque tú eres mi Rey y mi Salvador, mi escudo, no temeré, mi Dios Todopoderoso está conmigo. Gracias porque hoy puedo venir a ti como tu hija y clamar por ayuda, sé que no estoy sola,  tú destruirás a mis enemigos, ya viene mi respuesta,  me enseñarás y me guiarás a lo que debo hacer, fortaléceme en todo tiempo y no me dejes desmayar. Te alabare. En el nombre de Jesús. Amén


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